lunes, 31 de agosto de 2015

Peregrinación a Roma (y 10)

Panorámica de Roma
Comenzaba el último día de nuestra Luna de Miel - Peregrinación a Roma. Había que aprovecharlo bien y no perder ni un minuto del que pudiéramos arrepentirnos cuando volviéramos a España. Había que encontrar tiempo, además, para las compras de recuerdos de última hora. Parte de ese trabajo estaba hecho, por lo que únicamente se trataba de rematar la faena y procurar no olvidarse de nadie. El cansancio iba haciendo mella, pero un esfuerzo final era necesario para aprovechar bien el día. Decidimos desayunar bien y no volver al Hotel a mediodía para aprovechar mejor la jornada.

Interior de San Giovanni
in Laterano
La mañana tenía un objetivo claro, ya que nos faltaba peregrinar a una de las cuatro Basílicas Mayores y había que ir sí o sí. Se trataba de San Giovanni in Laterano, la Catedral de Roma. Muchos creen que ese título pertenece a San Pedro, aunque se trata solo de un matiz territorial. San Pedro es la Catedral del Estado Vaticano mientras que San Juan de Letrán es la Catedral de la ciudad de Roma. Ambas son, a todos los efectos, las sedes del Papa. La Basílica, de estilo barroco, es otra de las grandes maravillas de Roma. El suelo, los techos, el ábside y las enormes estatuas de los doce apóstoles te transportan a otra época. En el fondo de la Iglesia, bajo el ábside, se encuentra la cátedra de San Pedro y las cabezas de San Pedro y San Pablo. tras una oración, visitamos brevemente el Baptistero y el Claustro, exteriores a la Basílica.

Scala Santa
A unos 100 metros de San Juan de Letrán se encuentra la Iglesia de la Scala Santa y el Sancta Sanctorum. La Scala Santa es la escalera que Jesucristo subió para ser juzgado por Poncio Pilato, mandada traer en su integridad desde Jerusalén por Santa Helena, la madre del Emperador Constantino en el año 326. La tradición dice que hay que subirla de rodillas meditando los misterios de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. La escalera está protegida por madera de nogal, aunque en algunos tramos unos cristales dejan ver restos de sangre, según la tradición, de Jesucristo. A mi manera de entender, pensar que 300 años más tarde se mantuvo intacta esa sangre es hilar muy fino, pero cada uno es libre de pensar lo que quiera, ya que no se trata de un dogma de fe. La escalera conduce al Sancta Sanctorum (santo de los santos), la capilla privada de los Papas que contiene un arca con todo tipo de reliquias de Jesucristo y los Santos abierto por última vez en 1905.

Santa Croce in Gerusalemme
De allí, andando por Viale Carlo Felice nos desplazamos hasta la Basílica de la Santa Croce in Gerusalemme, otra de las Siete Iglesias que todo peregrino debe visitar en Roma para alcanzar la Indulgencia Plenaria y la última que nos quedaba a nosotros. En ella se conservan -igualmente según la tradición- reliquias de la Pasión de Cristo tales como parte de la Vera Cruz, la inscripción del INRI, la corona de espinas, los clavos y la esponja empapada en vinagre. Fueron traídos también por Santa Helena en el siglo IV, pero su autenticidad es también bastante cuestionable.

Luperca o Loba Capitolina
De allí nos fuimos en autobús a los Museos Capitolinos, los segundos Museos de nuestra estancia e incluidos en la tarjeta Roma Pass. Se encuentran en el Campidoglio, dividido entre el Palacio de los Conservadores y el Palacio Nuevo, comunicados de manera subterránea. De entre todo lo que vimos, destacan la estatua ecuestre de Marco Aurelio, el Gálata moribundo, el joven de la espina y la estatua de bronce de la loba Capitolina. La Pinacoteca también cuenta con obras importantes, especialmente varios Caravaggios. La galería de las lápidas conduce a unas vistas de los Foros sencillamente espectaculares.

Moisés de Miguel Ángel
Como se nos había hecho un poco tarde, y empachados de cultura, nos conformamos con almorzar un trozo de pizza al taglio y un helado en Della Palma tomado de nuevo enfrente del Panteón, que se encontraba tan bullicioso como de costumbre. De allí nos desplazamos en autobús y Metro a la parada Cavour para visitar la última Iglesia de nuestra peregrinación, San Pietro in Vincoli (San Pedro encadenado). En ella se encuentran las cadenas con las que San Pedro fue apresado antes de ser crucificado boca abajo y una de las mayores obras de Arte de la Historia Universal: el Moisés de Miguel Ángel. La perfección de la obra es tal, que cuenta la leyenda que al concluirla, el artista florentino la golpeó con un martillo en la rodilla al tiempo que le preguntaba: ¿Por qué no me hablas?, dejando en ella esta marca para la posteridad a modo de firma.

Antipasti
Con tan buen sabor de boca nos fuimos al Hotel a realizar una tarea menos agradable: hacer las maletas. El colofón culinario lo tuvimos en el ristorante Nori a base de antipasti y un par de buenas pizzas. El último helado supo un poco más amargo de lo habitual. Tras asegurarnos que todo estaba bien preparado, pusimos el despertados a las 03:00 A.M. (volar low cost es lo que tiene...) y nos dispusimos a dormir unas cuantas horas...Habían concluido 10 días de auténtica vorágine cultural y espiritual. Aunque resulte paradójico, necesitábamos unas vacaciones de las vacaciones y descansar un poco.

La reflexión final habrá que dejarla para un último post...¿no?

domingo, 30 de agosto de 2015

Peregrinación a Roma (9)

Santa María in Cosmedin
Enfilábamos los dos últimos días de estancia en Roma con muchas cosas aún por ver. El lunes por la mañana estaba dedicado a la Roma Clásica, por la que habíamos pasado en varias ocasiones pero sin detenernos. La razón era que esa mañana íbamos a comprar la tarjeta Roma Pass, que durante 72 horas permite la entrada gratuita y sin colas a los Foros Romanos, el Coliseo y los Museos Capitolinos, además de transporte gratuito durante ese periodo.Tras el desayuno nos dirigimos hacia la zona 0 del Imperio Romano, aunque por medio había una Iglesia importante que no se podía dejar detrás. Se trata de la situada junto al Tempio di Portuno Santa María in Cosmedin, una pequeña Basílica del S. VI de estilo bizantino que alberga en su pronao una de las joyas ornamentales más peculiares de Roma, la Bocca della Veritá, la máscara de un fauno del siglo I inmortalizada en la célebre película estadounidense "Vacaciones en Roma" (Roman Holiday), de William Wyler.

Bocca della Veritá
Según cuenta la leyenda romana, a aquellos que meten la mano siendo unos mentirosos se les corta dicho miembro en el interior de la Bocca. Según cuenta la leyenda cinematográfica, en la película se iba a rodar un diálogo delante de la Bocca en la que Joe Bradley (Gregory Peck) tenía que contar esa anécdota a la Princesa Anna (Audrey Hepburn). Al terminar la explicación y sacar la mano, Gregory Peck decidió improvisar ocultándose la mano debajo de la manga de la chaqueta, sin que ni el director ni su compañera de reparto supieran nada de esta treta. La escena resultó por ello tan espontánea,  provocando primero el susto y después la risa de Audrey Hepburn, y convirtiéndola de paso en una de las escenas más emotivas y entrañables de la Historia del Cine.

Sinagoga Mayor de Roma
De allí fuimos haciendo el camino del Lungotevere hasta la Sinagoga y el Barrio judío, pasando por el Ponte Fabricio y llegando hasta la Isola Tiberina, una mini-isleta situada en medio del río Tíber. Deshicimos nuestros pasos para volver a la Sinagoga -la más grande de Europa- y el Guetto Judío, el cual  conserva aún múltiples inscripciones de las deportaciones que sufrieron los semitas durante la Segunda Guerra Mundial. Haciendo de nuevo un recordatorio del Séptimo Arte, uno no puede dejar de pensar al recorrer aquellas callejuelas en una de las mejores películas italianas y europeas de todos los tiempos, "La Vida es Bella", que a pesar de estar ambientada en Arezzo recoge todo este drama desde la  genial visión de Roberto Benigni.

Detalle de la Columna Trajana
A través de las ruinas del Teatro Marcello y bordeando Piazza Venezia llegamos a los Foros Trajanos. La Colonna Traiana merecería por sí sola una entrada de post, pero desgraciadamente no tengo tanto espacio. La columna conmemorativa de la guerra contra los Dacios solo puede verse a cierta distancia, lo que impide contemplar en toda su hermosura los magníficos relieves que la adornan. Valga esta foto con todo el zoom disponible para hacerse una idea del contenido de los 18 anillos, en los que se han contado más de 2.500 figuras humanas.

Foros Imperiales
De allí se avanza por la Via de los Foros Imperiales sin saber hacia que lado mirar. A izquierda, según se avanza hacia el Coliseo, los Foros Trajanos. A la derecha, en la misma dirección, los Foros Imperiales. Éstos últimos habían sido gratuitos en todas mis visitas anteriores, pero ahora hay que pasar por caja. Con la tarjeta Roma Pass nos ahorramos las incómodas colas y en un santiamén estábamos en su interior. Allí hicimos el incomodo recorrido que permite la antigua Calzada Romana: el Tabularium, el Arco de Septimio Severo, el Templo de Saturno, la Curia, el Altar de César (donde fue depositado y honrado su cadáver), la Basílica de Majencio y el Arco de Tito, conmemorativo de la destrucción de Jerusalén en el año 70 profetizada por Jesucristo décadas antes y el Arco de Constantino, al exterior de los Foros.

Cruz en el Coliseo
A la salida de los Foros repetimos la operación, saltándonos la interminable cola de entrada al Coliseo y entrando directamente a su interior. Poco ha cambiado desde mis anteriores estancias, a pesar de las continuas promesas de restauración del hipogeo que nunca se producen. Solo una pequeña porción ha sido restaurada, y me temo que no será hasta dentro de varias generaciones cuando al igual que la Domus Aurea el Anfiteatro Flavio pueda ser admirado en todo su esplendor, tal y como se reconstruyó por ordenador para la película Gladiator. Desde el año 2000, una inmensa cruz recuerda el lugar de martirio de miles de cristianos, en la cual da comienzo el Via Crucis que todos los Viernes Santo el Papa preside en su interior.


Cartel de la Ópera
Al salir del Coliseo, el calzado de Patricia decidió que ya había realizado demasiados kilómetros en Roma, lo que precipitó nuestra vuelta al Hotel a buscar recambio. De paso repusimos fuerzas a base de pizza al taglio y nos fuimos preparando para otro de los momentos estrella del viaje, la ópera "La Bohème"  de Puccini, interpretada al aire libre en las Termas de Caracalla. A pesar de que ya he estado en varias óperas en el Teatro Villamarta, era mi primera experiencia en Roma y esperaba la llegada de este momento con gran ilusión. Las entradas las habíamos comprado también desde España, por lo que pudimos descansar un poco y arreglarnos como la ocasión se merecía. Por una vez nos deshicimos de la ropa cómoda para ponernos otra más apropiada para el evento.

Circo Máximo
Antes de llegar al Teatro hicimos una pequeña parada en el Circo Massimo, el lugar de las carreras de carros de la ciudad situada a la espalda de los Foros Imperiales. Poco hay aquí que ver, salvo forzar la imaginación de nuevo y ayudados una vez más de la cinematografía pensar que en el rodaje de la película Ben Hur este lugar logró recuperar todo su esplendor y ambientación para la mítica carrera de cuádrigas. De momento es solo un descampado a la espera de que vengan tiempos mejores y alguna fuente de financiación adecente el que fue uno de los lugares más representativos del ocio en el Imperio Romano.

Momentos previos a la Ópera
La ópera no defraudó. La noche de luna llena, la ambientación al aire libre, las ruinas de las Termas de Caracalla y una perfecta audición convirtieron la obra en un derroche para los sentidos. El impacto emocional volvía a aparecer como en tantos otros momentos del viaje, convirtiendo cada instante en mágico e inolvidable. Eso sí, lo tarde del evento y la duración del mismo hicieron que tuviéramos que volver al Hotel en taxi. Afortunadamente la empresa organizadora del evento se asegura que todos los taxis que recogen a los asistentes en la obra sean oficiales y no se cuele ningún pirata abusivo, lo cual es de agradecer. Buen detalle.

Saludo final del elenco
Llegados a las inmediaciones del Hotel, y dado que prácticamente todo estaba cerrado, nos tuvimos que conformar con las provisiones que teníamos en nuestra habitación y un helado en las inmediaciones. Con ello concluía nuestra penúltima jornada en Roma y nos preparábamos para afrontar el esprint final del viaje.

Sí, era triste, pero se acercaba el final...

sábado, 29 de agosto de 2015

Peregrinación a Roma (8)

Cristo Redentor de la
 fachada de San Pedro
Llevábamos ya una semana en Roma, pero todavía quedaba mucho por ver. Desgraciadamente la realidad se imponía y había que realizar muchos recortes en el ambicioso programa que llevábamos desde España

Por ser domingo sí realizamos una pequeña concesión al descanso, y dado que íbamos a ir a las 12:00 al Ángelus con el Papa tampoco había excesiva prisa, por lo que estiramos el despertar y el desayuno un poco más de lo habitual. Al finalizar el mismo volvimos a tomar el tren hacia San Pedro y en pocos minutos volvíamos a estar ya en la Plaza de San Pedro. Era la cuarta vez que íbamos en una semana y según el programa previsto, también la última. La oportunidad de ver al Papa en vivo era cuestión de minutos, y la sensación de vivir un momento importante en nuestras vidas volvía a hacerse presente una vez más.

Cúpula de San Pedro
 Hacía calor, pero afortunadamente no era excesivo. Eso sí, la plaza estaba llena de paraguas que protegían del sol a los turistas y peregrinos. Teníamos pensado comprar algunos recuerdos más que habían quedado en el tintero, así que fuimos a las calles adyacentes a la plaza para aprovisionarnos de nuevo. A las 11:30 volvimos a la Plaza, que a esa hora estaba mucho más concurrida que anteriormente, pero al ser solamente dos pudimos meternos entre los grupos de peregrinos y coger un sitio bastante bueno cerca del Obelisco para ver al Papa. La distancia era aún así considerable, pero una pantalla gigante ayuda a ver los gestos del Papa y no perder detalle. Al toque de las campanas de las 12 del mediodía hacía acto de presencia ante la primera ovación de la mañana. Tras unos breves saludos con la mano, dio comienzo al sencillo acto dominical.

Papa Francisco en la
Catequesis dominical
Como siempre comenzó con una pequeña catequesis sobre el Evangelio del día, en este caso la multiplicación de los panes y los peces. En voz queda le iba traduciendo a mi esposa sus palabras. En ellas instó a buscar el pan espiritual y no solo el pan material que se acaba. Habló del amor, del perdón y de la misericordia de Dios Padre que todo lo perdona provocando una mirada cómplice entre nosotros. Posteriormente saludó en varios idiomas a los grupos presentes, siendo respondido con vítores, aplausos y ovaciones. Finalmente, rezamos la oración a la Virgen, el Ángelus, para posteriormente retomar la palabra y desearnos buena estancia en Roma. Por unos minutos, la plaza se convirtió en un ir y venir de gente en todas direcciones, muchas de ellas con lágrimas en los ojos y notablemente emocionados. Nosotros no éramos ajenos a todo ello.

Curiosa imagen del Papa con
 avión al fondo de la imagen
Es el tercer Papa que tengo la suerte de haber conocido in situ y todos ellos han supuesto para mi una emoción diferente. Entre los años 1999-2001 tuve ocasión de comprobar la fortaleza interior de  Juan Pablo II ante su declive físico, en 2007 la pujanza de Benedicto XVI en su primer año de Pontificado y ahora al Papa Francisco con el soplo de aire fresco que ha traído a la Iglesia. En  los tres he sentido la presencia de hombres de Dios entregados a su misión, luchadores aferrados a sus convicciones que tienen que gobernar una barca que transporta a más de 1.000 millones de almas, lo que no es en absoluto tarea sencilla. Tratándose al mismo tiempo de la Institución religiosa más numerosa del mundo y de un Estado -con la burocracia y la Diplomacia que ello conlleva- nos podemos imaginar que sus vidas a menudo quedan aisladas en la soledad del poder y la incomprensión de quienes no manejamos sus mismos conocimientos ni sus mismas experiencias. Todo el mundo opina, todo el mundo critica... pero en última instancia solo a ellos corresponde la toma de decisiones, en algunas ocasiones, con miles de vidas en juego. Pienso ahora en los cristianos de Siria, de Irak, de Afghanistán, de China, de Cuba, del Congo... y en tantos países donde la fe cristiana aún está prohibida o se castiga con la pena de muerte a quien lo profesa. Ver al Papa te hace respirar la catolicidad de la Iglesia y hace que uno se sienta refugiado en el abrazo materno de la columnata de Bernini, que no hace distinción de raza, lengua, cultura o nacionalidad.

Estatua de Santiago -
 Jacobo - Jaime
En fin, con todos estos y muchos más pensamientos en mente nos volvimos al Hotel para almorzar algo de pasta y descansar antes de reemprender la marcha.

La ruta de la tarde también fue tranquila. El objetivo era revisitar de nuevo las plazas más significativas y recuperar alguna Iglesia de las que siempre encontrábamos cerrada. Al ser domingo había posibilidades de encontrarlas abiertas para el culto, como efectivamente así sucedió.Comenzamos de nuevo en Piazza Venezia y tomando Via del Corso llegamos hasta Piazza del Popolo. Unos metros antes de llegar a la misma se encuentra la Chiesa de San Giacomo in Augusta, mi santo patrón. Dentro de una fachada no excesivamente impactante nos encontramos una auténtica preciosidad, como casi todas las Iglesias de Roma.

Elefante obeliscóforo de Bernini
 Pasada la plaza llegamos a Santa María del Popolo, otra coqueta Iglesia que alberga en su interior dos de las más importantes obras de Caravaggio: La crucifixión de San Pedro y la Conversión de San Pablo. Por Via del Babuino volvimos a Piazza Spagna -pasando por la embajada de España- y a la Fontana de Trevi, donde lanzamos la habitual moneda con la esperanza de volver algún día a la Ciudad Eterna. A pesar de la restauración han dejado un hueco para lanzar las monedas, por lo que el simbólico acto pudo celebrarse. Volvimos a pasar por Santa María Sopraminerva para admirar el Obelisco del Elefante.

Pizzas y birras del Trastevere
Era momento de reponer fuerzas, así que nos desplazamos de nuevo al Trastevere a probar nuevas delicias culinarias romanas. Allí nos encontramos con nuestra rubia amiga Peroni, quien no quiso faltar un día más al encuentro. Alternamos las pizzas con los antipasti variados, dando buena cuenta de todos ellos. La jornada concluía con el ya consabido helado reparador de camino al Hotel.

Quedaban dos días más y había que aprovecharlos bien...

jueves, 27 de agosto de 2015

Peregrinación a Roma (7)

Cuenta el Génesis que el séptimo día -curiosamente como en nuestro viaje el sabbat-  Dios descansó... pero nosotros no. Entre otras cosas, porque teníamos dos visitas concertadas con antelación desde España y había que aprovecharlas, ya que ambas eran oportunidades excepcionales para enriquecer el viaje. Además así reivindicamos que el día de descanso cristiano es el domingo (el dominicus, día del Señor) y no el sábado.

Entrada a las catacumbas
de la Basílica de San Pedro
La primera de las visitas era un auténtico regalo de Dios. Unas semanas antes de la boda había escrito sin muchas esperanzas al Ufficio Scavi Vaticano para poder realizar la visita a la tumba de San Pedro, privilegio reservado a unas 100 personas al día, lo que da una idea de la dificultad de obtener el permiso. Desconozco si será la manera en que lo supliqué, el esfuerzo de escribir en italiano o pura casualidad, pero comoquiera que fuese, unos días antes de la boda recibí la confirmación de la posibilidad de la visita. La hora fijada era las 12:15 y la duración de la visita guiada de una hora.


Obelisco de la
Plaza de San Pedro
Por lo tanto, bien desayunados para no perder la costumbre, nos marchamos en el tren a la estación de San Pedro. Una vez allí -bien cogidos de la mano para no perdernos en esta ocasión- nos dirigimos a Soprani para comprar la primera tanda de souvenirs, en este caso religiosos. Para quien no lo conozca Soprani es como El Corte Inglés de los artículos religiosos, cestita de mano incluida. Medallas, llaveros, rosarios, estampas, bendiciones... el paraíso que te permite además tener la seguridad de que lo que buscas lo encuentras y no demasiado caro (Es sintomático que la palabra "barato" en italiano no existe, se sustituye por las expresiones que no necesitan traducción  "meno caro", "a buon mercato"...). Allí compramos un buen número de recuerdos al tiempo que curioseamos por toda la tienda para hacer tiempo para la visita.


Tumba de San Pedro
Realizadas las compras, a las 12 como un reloj suizo estábamos delante de la guardia del mismo país para entregar nuestras acreditaciones. Allí coincidimos con un grupo de 8 españoles más que habían tenido la misma suerte que nosotros. La visita en sí fue conmovedora por lo simbólico del lugar y por lo bien explicada que estuvo. La guía italiana que nos tocó tenía un castellano perfecto y vivía las explicaciones como si fuera la primera vez que lo hacía, no con la desidia que poco después nos tocaría sufrir. Moviéndonos por debajo de la Basílica peregrinamos por el cementerio pagano, el cementerio cristiano y finalmente, la que se cree que es la tumba de San Pedro. Para afirmar esto hay dos claros indicios: primero, la antigüedad de la tumba y de los restos óseos encontrados en ella, datados en el siglo I d.C. y segundo, que su posición localizada por GPS coincide exactamente con el centro de la cúpula diseñada por Miguel Ángel. La frase de Jesucristo "Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia" parece haber encontrado corroboración en las nuevas tecnologías. Al salir de la Basílica, dimos una nueva vuelta por las tres naves y nos dirigimos al Metro, para realizar la segunda visita del día.

Fresco de la Domus Aurea
La segunda reserva que habíamos realizado desde España gracias a Internet era la "Domus Aurea" (La casa de oro), el majestuoso palacio de Nerón situado a escasos metros del Coliseo. De la misma manera solo grupos de 15 personas pueden acceder a ella los sábados, ya que de lunes a viernes continúan los trabajos de excavación en todo el recinto y los domingos no abren. El megalómano césar Nerón se mandó construir la que cuentan que era la perla del Imperio Romano. Desgraciadamente, poco queda de aquello. La visita guiada apenas muestra largos corredores y múltiples salas desprovistas de toda ornamentación. Aquí fue encontrado el Laoconte que vimos en los Museos Vaticanos y muchas obras de arte más, pero nada de ello perdura en el recinto, que ha sido completamente expoliado a lo largo de los siglos. Apenas unos restos de frescos dejan entrever lo que debió ser algo espectacular, pero a mi sinceramente me dejó tibio.

Cata de restauración de las
paredes de la Domus Aurea
Pasábamos de una sala a otra con la esperanza de ver algo, pero cada sala superaba en soserío a la anterior. La guía, a diferencia de la anterior, tenía la sangre de horchata y más mala cara que Marco el día de la madre. La hora no ayudaba (las 14:30), pero se debería tirar de profesionalidad y ella no supo hacerlo. Nos contó, eso sí, que los trabajos de restauración siguen adelante y que se pretende devolver parte del esplendor del palacio en unos años. Yo hubiera dicho décadas para no engañar al personal, ya que como ella mismo dijo los trabajos son muy lentos y costosos.. Una hora más tarde, abandonamos el recinto y almorzamos (sí, pizza, para variar...) por los alrededores.

Vista de Roma desde el Hotel
La tarde fue una concesión a la vida social. Disfrutamos un poco de la alberca del hotel que a falta de espacio si proporcionaba unas vistas excelentes y nos arreglamos para ir a cenar con unos amigos de mis anteriores estancias en Roma, Cristina y sus hijos. Una pena que su marido Juan estuviera en España por cuestiones laborales para que el reencuentro hubiera sido completo. Fuimos en Autobús cerca de su casa, a Vía Gregorio VII, y allí nos llevaron al Risky Point, donde aunque su nombre anglosajón pueda sugerir otra cosa nos volvimos a atiborrar de pizzas, en esta ocasión acompañadas de unas deliciosas mozzarelline fritte y unas olive ascolane.

Tras una copita y un helado para celebrar el reencuentro y ponernos mutuamente al día dimos por concluida la jornada. Tras despedirnos de nuestra famigllia romana volvimos en autobús al Hotel y nos fuimos a descansar, que la jornada de nuevo, había sido pródiga en kilómetros andados y en sensaciones...

Poco a poco se iban desgranando los días, y el final comenzaba a vislumbrarse a la vuelta de la esquina...

martes, 25 de agosto de 2015

Peregrinación a Roma (6)

Nos levantamos justo en el ecuador del viaje, con 5 días consumidos y otros 5 por disfrutar. Las piernas empezaban a resentirse de ello, así que la mañana posterior a la paliza de Pompeya la aprovechamos para hacer un par de visitas a las Iglesias más apartadas del centro de Roma. A ambas había que llegar en Metro, por lo que los trayectos a pie se iban a reducir a las visitas de los interiores.

San Lorenzo Extramuros
La primera de ellas fue la Basílica de San Lorenzo Extramuros, cerca del Cementerio de Verano. Se trata de una auténtica joya que pasa inadvertida para el turista ocasional por la lejanía que acabamos de comentar. Allí se encuentran los restos de dos de los primeros mártires de la cristiandad, San Esteban y San Lorenzo, así como la parrilla en la que este último fue martirizado. En su interior se distinguen claramente la Iglesia del s. VI y la posterior Basílica del s. XII, ambas integradas en un conjunto armónico.


San Pablo Extramuros
Medallón del
Papa Francisco
A continuación nos desplazamos a la Basílica de San Pablo Extramuros, la tercera de las Basílicas Mayores que visitamos. Allí, en el año 2006 se encontraron casualmente los restos de San Pablo, que habían permanecido sepultados durante siglos. Por aquel entonces el Blog ya existía y en este post recogí el sorprendente hallazgo. Su espectacular pórtico es ahora la joya de esta Basílica, en cuyo interior se pueden ver los retratos de todos los Papas de la historia desde San Pedro hasta los actuales Benedicto XVI y Francisco. Aún quedan 5 medallones vacíos, tras los que cuenta la leyenda que desaparecerá la Iglesia (y se supone que el mundo...). De nuevo realizamos una visita turística y la correspondiente oración en el Sagrario.

La Basílica de San Pablo no se hallaba excesivamente lejos de nuestro hotel, por lo que tras una nueva pizza al taglio decidimos darnos un homenaje a modo de siesta. Tras el merecido descanso, reanudamos nuestra marcha dirigiéndonos de nuevo al centro monumental de la ciudad.

Castel Sant´Angelo y Passetto
La tarde -gracias a nuestra amiga Cristina- comenzaba con una visita a Radio Vaticano, desde cuya azotea se obtiene una maravillosa vista del Castel Sant´Angelo y del passetto, un corredor de 800 metros de altura por el que los Papas se refugiaban en el Castillo cuando las murallas Vaticanas eran asediadas. Tras concertar una cena, nos marchamos a los Museos Vaticanos, para realizar la visita nocturna que teníamos reservada. En mis anteriores visitas a Roma siempre había estado en el Museo de día, por lo que esta oportunidad veraniega de visitar los Museos en horario nocturno era para mi también una experiencia novedosa.

León esculpido en el interior de
una vasija sostenida por Arno
Una vez allí hicimos el recorrido que cualquier turista hace, aunque de manera más pausada, ya que a esas horas el Museo está menos concurrido. Las Esculturas (con su obra estrella, el Laoconte), la Pinacoteca, el Museo Egipcio, el Patio de la piña, la Galería de los tapices, la Galería de los Mapas, las Estancias de Rafael, las Estancias de Pio V, y, finalmente, la Capilla Sixtina, donde dada la poca concurrencia incluso pudimos ¡¡¡sentarnos durante diez minutos en el interior de la Capilla!!! a admirar el techo y el Juicio Final de Miguel Ángel, lo que para mi era también una novedad.


Murallas Vaticanas
Al salir de los Museos, el saludo de la luna llena sobre las Murallas Vaticanas invitaba a alargar un poco más la extenuante jornada. Por ello decidimos sobre la marcha darnos un nuevo homenaje en el Trastevere, un verdadero recital de pasta fresca tras el que volvimos al hotel helado en mano para, ya sí, reponer fuerzas y programar el siguiente envite...

domingo, 23 de agosto de 2015

Peregrinación a Roma (5)

Foros de Pompeya
El quinto día tenía por objetivo visitar las ruinas de Pompeya. Ciertamente era la menos espiritual de las jornadas, pero acercarse a una ciudad casi intacta 2.000 años después es una experiencia que pocas veces puede hacerse en esta vida.

Teatro Grande
De nuevo tocaba madrugar. A las 08:14 ya estábamos en Termini cogiendo el tren en dirección a Nápoles, adonde llegamos a las 10:39. Una vez allí, de nuevo hay que coger el tren transvesubiano con el que 40 minutos más tarde estamos en la misma puerta de las ruinas. El robo de un móvil a un turista alemán delante de nuestras narices nos alertaba para extremar las precauciones. Llegados a las excavaciones, tras una cola razonable y bastante ágil por el elevado número de taquillas abiertas, por fin pudimos comenzar la visita turística.

Exposición de cadáveres
Pompeii era una ciudad de unos 15.000 habitantes, por lo que una visita completa es imposible en un único día. Además no todos los edificios están abiertos todos los días, lo cual hace que cuando uno llegue allí tenga que improvisar el itinerario sobre la marcha.

La visita que yo había previsto era la siguiente:

Frescos de la Villa de los Misterios
Templo de Venus, Basílica, Foro, Termas Stabianas, Casa del Citarista, Termópilas de Vetuzio Plácido, Lupanare, Anfiteatro, Palestra Grande, Necrópolis, Cuadripórtico del Teatro, Teatro Grande, Odeón, Casa del Fauno, Casa de los Vetti, Villa de los Misterios.  

Alguna de ellas, como decía, estaban cerradas o en proceso de restauración. La marcha a pleno sol, cuesta arriba y cuesta abajo, y con el molesto acerado de la antigua calzada romana no fue precisamente un paseo sencillo. Cuatro horas más tarde, con unos bocadillos en el estómago y muchos litros de agua bebidos emprendimos el regreso a Napoli.

Duomo de Napoli
Una vez allí, y con lo saturado del día, el único objetivo antes de tomar el tren de vuelta a Roma era visitar el Duomo de Santa Maria Assunta y probar el postre típico de la ciudad, la Sfoggiatella de ricotta. Ambos objetivos se cumplieron satisfactoriamente, dejando este último un sabor de boca indescriptiblemente grato.

Respecto al Duomo, después de ver las Iglesias de Roma, la sensación es de ser demasiado recargada en ornamentación. Veneramos las reliquias de San Genaro, cuya sangre según cuenta la tradición se licúa cada 19 de septiembre e hicimos un rato de oración en la Capilla del Sagrario.

A las 20:31 tomamos el tren de vuelta a Roma. Unos minutos antes, la Estación Central de Nápoles se había convertido en escenario de un tiroteo en el que moría una persona. El drama nos seguía rondando como en el Metro de Roma el día antes. Aún nos dio tiempo de ver como un discapacitado robaba un par de cajetillas de tabaco ante el silencio cómplice de los carabinieri y la indignación del propietario del negocio. El viaje de vuelta fue de lo más agradable, ya que entablamos conversación con una pareja de norteamericanas que habían pasado el día en Capri y compartimos fotos e impresiones mutuas. A las 22:34 llegamos a Termini y tras coger el Metro y un nuevo autobús por fin llegamos al Hotel, aunque antes nos aguardaba otra deliciosa pizza con su correspondiente helado....

viernes, 21 de agosto de 2015

Peregrinación a Roma (4)

Tras nuestro breve paréntesis por la Toscana retomamos nuestra peregrinación romana tras dar buena cuenta del desayuno. Ese día decidimos aprovecharlo bien y no volver al hotel a mediodía.

Interior de Santa María Mayor
Comenzamos por nuestra segunda Basílica Mayor, Santa María Maggiore (valga la redundancia a pesar del idioma...). Esta Iglesia era muy simbólica para nosotros, en primer lugar, por dar origen a la celebración de la Patrona de Arcos, la Virgen de las Nieves. Según cuenta la tradición, el emperador Constantino pidió a la Virgen un signo para dedicarle una Basílica y un 5 de agosto nevó en la colina donde posteriormente se asentaría la Iglesia. Casualidad o no, pudimos dar fe de que una nevada en Roma en agosto es bastante improbable y que Constantino hizo bien en interpretar esa rareza como un signo divino. En segundo lugar, según cuenta también la tradición, los Reyes Católicos enviaron a Roma los primeros barcos cargados de oro de las Américas en acción de gracias por el descubrimiento. Con dicho oro se recubrieron los techos de la Basílica, por lo que la Iglesia tiene un toque "español" incuestionable. Realizada la visita y la oración pertinente nos dirigimos a visitar otras Iglesias de los alrededores.

Fuente del Tritón
Recorriendo Via Torino salimos a Piazza de la Repubblica. Hacemos una breve visita a la Chiesa de Santa Susanna y por Via Leonida Bissolati llegamos a la calle más fashion de Roma, Via Vittorio Veneto. La recorremos entera viendo las entradas del Hilton, el Palace, la embajada de USA, el Hard Rock Cafe... Visitamos la Cripta Capuchina, una Iglesia subterránea decorada con huesos de un antiguo cementerio de monjes capuchinos, donde se lee la famosa expresión: "Como vosotros, nosotros éramos; como nosotros, vosotros seréis"... De allí vamos a la Piazza Barberini, a ver la Fontana del Tritone de Bernini. Entre Berninis, Borrominis y Miguelángeles uno empezaba a sufrir un acusado síndrome de Stendhal.

Techo de Santa Maria
Sopra Minerva
Cogemos un autobús que nos deja de nuevo en Via del Corso. Empezamos a callejear y vemos la Iglesia de San Ignacio de Loyola, donde está enterrado San Luis Gonzaga, patrón de mi padre y mi hermano. Después por fin está abierta Santa Maria Sopra Minerva, y gozamos con los techos de la única Iglesia gótica de Roma y con la escultura de Jesús abrazado a la cruz de Miguel Ángel. Vemos la tumba de Santa Catalina de Siena y seguimos la ruta.

Comedor social en el interior
de San Eustaquio
La mayor alegría del día nos la llevamos en la Chiesa de San Eustaquio, donde se encierra en la actualidad uno de los mayores tesoros de la Iglesia de Roma, y no por su arte precisamente... Al llegar a ella vemos que la nave central ha sido convertida en un comedor social donde acuden los vagabundos y mendigos de la ciudad. Charlando con el cura que los atendía ayudado de un grupo de voluntarios, nos contó que cada día comen allí 300 personas a las que también se le proporcionan ropa, duchas y artículos de higiene. Si alguien ve en alguna ciudad del mundo un comedor social costeado por un partido político (sin dinero público, evidentemente) o por un sindicato, que me lo cuente. A mi esto no me lo han contado, lo han visto estos ojos que un día se comerán los gusanos... No pude reprimir mis deseos y hacer una foto por si alguien lo dudaba... Le dije a Patricia que me hiciera un posado y disimuladamente ampliando el objetivo no la fotografié a ella sino a los indigentes... comparto la foto con vosotros, aunque por la manera en que se hizo no es de mucha calidad ni se aprecia el total de los comensales...

Obelisco de Piazza Navona
Tras felicitarlo por su labor seguimos nuestro camino visitando San Luis de los Franceses con sus tres preciosos Caravaggios, especialmente la vocación de San Mateo. En pocos metros llegamos a la Piazza Navona, donde nos deleitamos con la plaza y con el interior de Sant´Agnese in Agone. Continuamos caminando por la Piazza del Pasquino y atravesando el Corso Vitorio Emmanuele Secondo llegamos a Campo dei Fiori, con su imponente estatua a Giordano Bruno.

Almorzamos en L´Insalata Ricca, pero a pesar de sus más de 50 tipos de ensalada seguimos con nuestro menú monotemático de pasta y pizza.

Éxtasis de Santa Teresa
El regreso a Termini contaba con algunas Iglesias más que ver. En primer lugar, San Andrea della Valle, donde destacan su cúpula de Maderno y sus techos y suelos. Cogemos un autobús para ir a Santa María della Vittoria, que solo por el Éxtasis de Santa Teresa de Bernini merece la pena una visita. Terminamos la ruta en la última Iglesia del día, Santa Maria degli Angeli e dei Martiri, ubicada en Piazza della Reppubblica junto a las Termas de Diocleciano.

Tempranito, según el horario previsto, llegamos a Termini. El resto de la tarde iba a ser dedicado al descanso y relax en la alberca del Hotel. Pero una desgracia nos acechaba.... Un joven se tira al Metro en la estación de Cavour y los Metros se suspenden durante 3 horas... Primero el desconcierto, ya que no sabíamos que pasaba. Cada vez más gente se amontonaba en los andenes sin saber nada. Cuando nos aburrimos de esperar, decidimos irnos en autobús, pero claro, el resto de personas habían tenido la misma idea, por lo que el viaje no fue muy cómodo.... En fin, algo más tarde de lo previsto llegamos y disfrutamos de nuestro descanso...

Ah!!! y de otra pizza y otra birra para celebrar el fin de la jornada....


domingo, 16 de agosto de 2015

Peregrinación a Roma (3)

A las 07:30 suena el despertador. Ya hace rato que ha amanecido, lo que me hace recordar que en Roma, aunque la hora es la misma, la jornada solar es bien distinta a la española. Desayunamos y marchamos hasta Termini, donde cogemos el tren de las 9:50 dirección a Firenze, para llegar a las 11:20. El viaje es supercómodo en un Frecciargento (flecha de plata), algo así como uno de nuestros AVEs.

Llegados a Florencia -en la que no me desenvuelvo tan bien como en Roma- realizamos el tour aconsejado por una bloguera especialista en viajes de un día. El recorrido -de nuevo- no deja lugar al respiro, pero lo cierto es que mereció la pena seguir sus pasos y conocer lo fundamental de esta bella ciudad.

Repito sus indicaciones por si alguien quiere repetir la experiencia. Si ya habéis estado allí, os servirá para refrescar los sitios más turísticos. Aparte del itinerario, los consejos son: calzado cómodo y no detenerse en ninguno de los sitios previstos, excepto el Duomo. Entrar en la Galeria degli Uffizi requiere perder una mañana de colas, así que no es recomendable si solo se dispone de un día como era nuestro caso.

Fachada de Santa Maria Novella
1. Punto de Partida: Estación Santa María Novella. A simple vista desde la estación nos encontramos con la oficina de información turística, donde nos dieron un mapa de la ciudad. La oficina está a la espalda de la Iglesia Santa María Novella una de las más importantes de la ciudad. Cuenta con una imponente fachada de mármol que la ubica entre las obras más importantes del Renacimiento florentino.

2. Piazza del Duomo: Desde la anterior Iglesia, en menos de 5 minutos se llega a la Piazza del Duomo, el lugar más representativo de Florencia. En Piazza del Duomo nos encontramos con la Catedral, la Iglesia subterránea, el Campanile y el Baptistero. Nosotros echamos un vistazo panorámico y dejamos la visita para la tarde, cuando las colas a los 4 lugares eran mucho menores. Por la mañana hubiéramos podido entrar solo en un sitio y haciendo una larga espera.

PIazza della Reppubblica
3. Piazza della Repubblica: Desde Piazza del Duomo, cogemos Via Roma y a sólo 200 metros nos encontramos con la hermosa Piazza della Repubblica, la plaza más grande de Florencia, que fue sede del Foro Romano. Se destaca en uno de los laterales el gran “Arco del Trionfo". 

4. Palazzo Strozzi: Pasamos el Arco del Trionfo, y siguiendo Via degli Strozzi en menos de 200 metros nos encontramos con el imponente Palazzo Strozzi. Contemplar su fachada mereció que nos detuviéramos unos minutos.

5. Via Tornabuoni: Rodeando el Palazzo Strozzi llegamos a esta famosa Via. Se trata de la célebre calle de alta moda, ya que las principales marcas de moda mundiales tienen sus sedes allí. Patricia se recreó con los escaparates de Versace, Tiffany, Yves Saint Laurent, Cartier, Christian Dior, Prada, Bulgari, Gucci, Armani...

Piazza della Signoria
6. Piazza Della Signoria – Palazzo Vecchio: De nuevo callejeando menos de 5 minutos llagamos a esta Piazza. Lo primero que divisas son sus estatuas imponentes, como el monumento ecuestre de Cosme I, la fuente de Neptuno, la copia del Marzocco de Donatello y la del David de Miguel Ángel. En la Plaza de la Signoria se encuentra el Palazzo Vecchio, sede del Ayuntamiento de Florencia. Aquí también pudimos entrar en la Loggia dei Lanzi, una especie de museo gratuito al aire libre donde se exponen las esculturas de la familia de los Médicis.

7. Galería de los Uffizzi. Inmediatamente después de Piazza della Signoria nos encontramos con la Galeria degli Uffizzi. Es uno de los museos más importantes del mundo, que conserva las mejores obras de arte del período Renacentista. Como he comentado antes, no nos detuvimos más que en su imponente fachada.

Ponte Vecchio
8. Ponte Vecchio: Siguiendo hasta el final la Vía degli Uffizzi, nos encontramos con la ribera del Arno. Ya desde allí se aprecia una de las maravillas de Florencia: el Ponte Vecchio, el puente más antiguo de Europa, diseñado por el pintor y arquitecto medieval, Taddeo Gaddi. En el interior del puente se encuentran decenas de joyerías con escaparates y precios de vértigo. 

9. Oltrarno – Palazzo Pitti. Cruzamos Ponte Vecchio tras sacarnos las tradicionales fotos de todo viajero en Florencia, e inmediatamente llegamos al bellísimo barrio de Oltrarno. En esta zona se destaca el Palacio Pitti, con el famoso jardín de Boboli.

Vista desde Piazzale Michelangelo
10. Piazzale Michelangelo. Ahora sí comenzamos la caminata en serio. Tuvimos que bordear el río Arno y realizar una buena subida, aunque el resultado final mereció la pena. Desde los miradores de esta plaza se obtienen las mejores vistas de la ciudad, como lo demuestra esta foto.

Tras el esfuerzo, nos dirigimos a nuestro siguiente punto, pero antes nos detuvimos a probar la pizza fiorentina, no tan buena como la romana para mi gusto.

11. Santa Croce. Esta iglesia es conocida como el “Panteón de las glorias de Italia“, ya que contiene las tumbas de grandes personalidades como Ghiberti, Maquiavelo, Miguel Ángel, Galileo Galilei, Alfieri, Foscolo o Rossini. Por ello la entrada costaba 8€, lo que a mi modo de ver era abusivo, ya que en Roma ninguna Iglesia nos costó un solo Euro. De nuevo vimos la Fachada y la Piazza y seguimos nuestra ruta.

Baptistero, fachada, Cúpula
y Campanile del Duomo
12. Piazza del Duomo De nuevo, tras haber trazado un círculo, volvíamos a la Piazza del Duomo. Hicimos una visita guiada gratuita en Español (que aprendan los de la Santa Croce) y entramos en el Baptistero, la Iglesia subterránea, el Campanille y la Cúpula. Esta última en solitario, ya que Patricia prefirió probar si los helados de Florencia eran mejores que los de Roma. Su impresión coincide con la de las Pizzas: la gastronomía romana es superior, al menos en estos aspectos.

Tras esta última visita, tomamos el tren de las 20:22, llegamos a Roma a las 21:40, volvemos en metro al Hotel, cenamos en los alrededores y a descansar, que la jornada había sido pródiga en kilómetros y sensaciones....