domingo, 30 de marzo de 2014

Estrellitas de mar

Un nuevo cuento, con un mensaje precioso. El otro día mi compañera Natalia me lo recomendaba y de verdad que merece la pena... Es una lección de vida en toda regla. ¡¡¡A disfrutarlo!!!

Existe una playa en la que, al bajar la marea, su superficie queda cubierta por miles de estrellitas de mar totalmente indefensas, ya que todavía no han desarrollado su caparazón. Su delicada piel no soporta el calor del sol y al poco tiempo terminan muriendo resecas.

Un día, caminando por esa playa, reparé en un niño que se agachaba a cada momento, recogía algo de la arena y lo lanzaba al mar. Hacía lo mismo una y otra vez… Al acercarme, me di cuenta de que el niño estaba recogiendo a las frágiles estrellitas de mar y una a una las arrojaba de nuevo al mar. Intrigado, le pregunté por qué estaba haciendo eso y me respondió:

- "Estoy devolviendo estas estrellas de mar al agua. Como ves, la marea ha bajado mucho, y si no las arrojo rápido, morirán aquí deshidratadas."

- "Entiendo...", le dije, "...pero debe haber cientos de miles de estrellitas de mar sobre la playa y nunca podrías devolverlas a todas. ¡Son demasiadas! Quizás no te hayas dado cuenta de que esto mismo sucede probablemente en cientos de playas a lo largo de la costa, ¿acaso no estás haciendo algo que no tiene sentido?"

El niño sonrió, se inclinó, tomó una estrellita de mar y mientras la lanzaba de vuelta al mar me respondió:

- Para ésta sí tuvo sentido… para ésta también, y para ésta.... 

Entonces me incliné, le sonreí, tomé una estrella de mar, y le dije:

"Y para ésta… y para ésta…"

Otras personas que nos estaban observando y escuchando lo que sucedía, empezaron a hacer lo mismo. En un momento éramos varias docenas. Se podía escuchar desde lejos como un coro que decía: 

"Y para ésta… y para ésta…"

Qué bonito, ¿verdad? Cada acto de bondad que hacemos a nuestros familiares, seres queridos, amigos, compañeros de trabajo, a personas conocidas o no, es como una estrellita que devolvemos al mar… Muchas morirán, pero otras, las que están en nuestras manos, se podrán salvar si hacemos lo que nos corresponde y no nos desanimamos por lo inmenso de la tarea.

En nuestra sociedad son muchos los que tiran la toalla y dejan de rescatar estrellitas por culpa del cansancio, de la rutina, de la desesperación o de no verle sentido a lo que hacen.... Los que tenemos fuerzas para recogerlas debemos ser ejemplo para ellos, y darles ánimos en los momentos difíciles igual que un día ellos nos lo darán a nosotros...

En este mundo tan materialista, tan consumista, tan egoísta... un mundo donde la ética ha sido sustituida por la estética... un solo gesto de bondad y de solidaridad tal vez parezca insignificante. Pero si los sumamos, como en la playa, lograremos que muchas personas que han quedado al borde del camino tengan esperanza en la vida y puedan vivir a gusto en las plácidas aguas de Dios.

En sintonía con esta historia la madre Teresa de Calcuta decía en la película que ya hemos comentado en este blog: “Todo el bien que hacemos es como una gota de agua en el océano, pero sin esa gota el océano estaría vacío…”. Creo que de nuevo la frase viene como anillo al dedo. Aprovechemos lo que queda de Cuaresma para rescatar alguna estrellita y arrojarla de nuevo al mar....

lunes, 24 de marzo de 2014

Las dudas del Papa Francisco

Preciosas y sorprendentes de nuevo las palabras del Papa Francisco el otro día. Sin embargo, en la vorágine mediática en la que se encuentra, creo que han pasado desapercibidas cuando para muchos habrán supuesto un escándalo.

¿Un Papa que ha reconocido dudas en su fe? No puede ser. Pero sí precisamente está ahí como sucesor de San Pedro para confirmar en la fe al rebaño de Cristo... Pues sí, mire usted. Ha demostrado una vez más que es un Papa humano, un Papa que entiende la fe como una lucha diaria, como una conquista que hay que realizar a diario, como una planta que si no se riega se seca, como un norte vital que a veces atraviesa "noches oscuras", como un regalo de Dios que debe ser trabajado por la persona. Ese es mi Papa, ese es el padre y el hermano que me señala el camino, no por encima mía, sino a mi lado. Os dejo sus palabras literales para que las disfrutéis también vosotros:

"¡Porque es bueno para apoyarse mutuamente en la maravillosa aventura de fe! Digo esto porque la tendencia a cerrarse en lo privado también influye en el ámbito religioso, que muchas veces es difícil pedir ayuda espiritual a quienes comparten con nosotros la experiencia cristiana. Acerca de nosotros -¡todos, todos! -¿Quién de nosotros no ha experimentado aún dudas en el camino de fe, pérdida e inseguridades? ¡Todo el mundo! Todos hemos experimentado esto: Yo también. Todos. Todos. Es parte del viaje de la fe, es parte de nuestras vidas. Esto no debe extrañarnos, porque somos seres humanos, marcados por la fragilidad y los límites. Somos muy frágiles, todos tenemos límites: no os asustéis. ¡Todos los tenemos!".

No voy a caer en la papolatría, pero reconozco que estoy muy cercano a ella. A mi este hombre cada día me cae mejor. Y además, me acerca a Cristo y me reconcilia con una porción de la Iglesia que muchas veces no comprendía. 

lunes, 17 de marzo de 2014

Los hermanos gemelos

Estamos de suerte. Muchas semanas se me pasan sin leer nada interesante, sin ver ninguna historia destacable que compartir con vosotros. Sin embargo, desde que comenzó la cuaresma, ha comenzado una buena racha.

La de hoy es una historia ingeniosa, una metáfora entre el nacimiento y la muerte. La comparación no es tan nueva, ya que la usaban algunos Santos Padres, pero la historia si es la primera vez que la leo:

Dos niños gemelos estaban en el vientre de la madre. Allí reían, jugaban, y hablaban de muchas cosas, aunque muchos crean que esto es imposible.

Un día, mientras Juan dormía, Antonio escuchó las siguientes palabras que llegaban desde fuera… 

“Creo que vienen ya. En unos minutos, todo habrá terminado”

¿Terminado? Se preguntaba Antonio al mismo tiempo que se iba angustiando…

"¡Juan! ¡Despierta, despierta!…" Le dijo a su hermano

"¿Qué te pasa?, ¿Por qué no te duermes?" -Le preguntó Juan

"¿Tú crees que hay vida después del parto?" -Preguntó impaciente Antonio

"Sí, claro que existe vida después del parto. Nuestra vida aquí está planeada sólo para que crezcamos y para que nos preparemos para la otra vida…." - Respondió Juan muy seguro de sí mismo

"Pero yo acabo de escuchar que no... ¿Otra vida? ¡Qué tontería! ¿Qué cosas dices? Eso no puede ser posible. No puede existir. Cuentos para que no nos amarguemos… ¿Cómo puede ser la vida después del parto?" -Antonio decía cada vez más nervioso

"Yo tampoco lo sé muy bien. Pero seguro que será muchísimo más clara y más luminosa que aquí. Y a lo mejor comeremos por la boca, y podremos correr." -Reflexionaba Juan

"¡Qué bobo eres si crees en esas cosas! ¿Correr? ¿Comer por la boca? ¡Qué ridículo sueño! Aquí estamos bien amarrados… Tenemos nuestro cordón que nos alimenta, y no sería posible vivir sin él después del parto..." -Antonio decididamente veía descabellado que hubiera otra vida

"No, no es así. Seguro que es posible. Lo que ocurre es que todo será un poco de otra manera. No sé cómo, pero de otra forma" -respondió Juan intentando calmar a su hermano

"Además nadie ha vuelto después del parto al vientre de su mamá. La vida termina con él y es muy oscura. El parto es sólo un gran sufrimiento." - se jactaba finalmente Antonio

"Aunque no sé con precisión cómo será la vida después del parto, creo que veremos a mamá y ella nos explicará todo" - le insistía Juan con paciencia

"¿Mamá? ¿Qué mamá? ¿Tú crees que existe una mamá? ¿Y dónde está?" -Preguntaba Antonio poniendo a prueba a su hermano

"Mira. Aquí, en todo nuestro entorno. Estamos y vivimos en ella, por ella y a través de ella. Sin ella ni siquiera podemos existir." - Respondió Juan

"¡Tonterías! No he visto nunca a ninguna mamá. Así que no puede existir. Hermano, sino la veo, no creeré en ella..." -Antonio dijo con pesar

"¡Psssssst! ¡Escucha! ¿No te acuerdas? Algunas veces, cuando estamos quietos y en silencio, la podemos oír cantar, y sentir cómo acaricia nuestro mundo. Nuestra vida en plenitud empezará sin duda después del parto..."

La conversación se interrumpió unos segundos, ya que ambos se quedaron sin aire de repente. A duras penas, mientras se estaban asfixiando por la falta de aire, vieron como les cortaban el cordón que los unía a aquella oscura cueva y notaron como el líquido en el que estaban inmersos se derramaba por todas partes. De repente, hacía frío, mucho frío. Definitivamente era el fin.

Ambos lloraron, pero ese llanto, lejos de ser amargo, trajo consigo la sonrisa y la alegría de todos los que estaban alrededor en una sala blanca, llena de luces y de nuevas caras protegidas con una mascarilla….

Pues nada, a disfrutarla y a seguir el camino de la Cuaresma....

domingo, 9 de marzo de 2014

Reflexión para Cuaresma: El tren de la vida

La Cuaresma no solo es tiempo de sacrificios y mortificaciones. También es tiempo de oración, de reflexión, de meditación sosegada al estilo de los 40 días que paso Jesús en el desierto como hemos escuchado en el Evangelio de hoy, Primer Domingo de Cuaresma. Precisamente los Retiros o Ejercicios Espirituales que proliferan en estas fechas pretenden crear un clima de silencio y de introspección para que meditemos cómo está nuestra vida y que queremos hacer con ella.

Por ello, me he parecido muy sugerente y útil este pequeño relato que de nuevo he encontrado buceando por la web, y al que como siempre, intento darle mi toque personal. Espero que os guste.

La vida es como un viaje en un tren, con sus esperas impacientes, sus estaciones, sus pasajeros, sus paradas, sus cambios de vías, su revisor, sus accidentes.... Al nacer nos subimos al tren (sin saber muy bien adonde vamos) y nos dejamos guiar de la mano de nuestros padres, creyendo que siempre viajaran a nuestro lado. Pero en alguna estación ellos se bajarán dolorosamente dejándonos que hagamos el resto del viaje solos. Por ello nos vamos interesando por otras personas que suben al tren. Muchas de ellas serán grandes compañeros de viaje: nuestros hermanos, amigos, hijos y hasta el amor de nuestra vida. Se sentarán cerquita nuestra y nos harán el viaje más agradable. Pero, al igual que nuestros padres, también bajaran un día al llegar su destino y dejaran un vacío permanente durante el resto del trayecto que nada ni nadie podrán ya ocupar... Otros pasan tan desapercibidos que ni nos damos cuenta que desocuparon sus asientos, pero a veces nos preguntarán algo o nos informarán valiosamente, dándonos algún consejo que recordaremos el resto del viaje... Sabemos que este tren sólo realiza un viaje, el de ida. Por ello hay que aprovecharlo intensamente. Nuestro trayecto estará lleno de alegrías, tristezas, fantasías, esperas bienvenidas y despedidas. El éxito del viaje suele consistir en tener una buena relación con todos los pasajeros, en ser amable con todos, amigo de unos pocos y confiar ciegamente en el maquinista. El gran misterio de nuestro viaje -del de todos los pasajeros del tren- es que no sabemos en que estación nos bajaremos, por eso, debemos estar en el tren de la mejor manera: amando a nuestro compañero de asiento, perdonando a quien se tropezó y nos empujó, ofreciendo nuestra ayuda a quien la fatiga del viaje hace que no pueda ni con su equipaje... Así, cuando llegue el momento de desembarcar y quede nuestro asiento vacío, dejemos bonitos recuerdos a los que continúan viajando en el tren de la vida.... Ahora, en este momento, el tren está disminuyendo la velocidad para que suban y bajen personas. Mi emoción aumenta a medida que el tren va parando... ¿Quién subirá?, ¿Quienes serán mis nuevos compañeros?, ¿O me tocará apearme a mi...?

Preciosa comparación... ¡Buen viaje a todos!

sábado, 1 de marzo de 2014

Miércoles de Ceniza

El próximo miércoles comenzaremos una nueva Cuaresma. Y lo haremos con la tradicional imposición de la Ceniza sobre nuestras cabezas, rito cargado de simbolismo con el cual expresamos nuestra intención de intentar mejorar espiritualmente en estos días. Hoy me gustaría clarificar cuatro preguntas recurrentes de este símbolo, tan antiguo como condensado de múltiples significados.

¿Por qué en concreto usamos ceniza? La ceniza se usaba en el pueblo judío para hacer penitencia. Implicaba suciedad externa reflejo de la miseria interna, dolida por haber cometido un pecado. Quien veía a alguien con ceniza, sabía que el portador era un pecador necesitado de Penitencia. En el cristianismo también lo hemos asociado al fin último de nuestros días: “Polvo eres y en polvo te convertirás” en alusión clara al fin de nuestras existencias (la cremación hace este proceso más visible que nunca en apenas unas horas…).

¿De dónde sale esa ceniza? La ceniza que se impone sobre nuestras cabezas proviene de quemar los ramos de olivo y las palmas del último Domingo de Ramos. Son, por lo tanto, cenizas ya benditas, aunque en el rito de la imposición se vuelvan a bendecir.

¿Por qué la Cuaresma dura 40 días? El número 40 es muy simbólico en la Biblia. El número implica un cambio, un antes y un después: 40 días duró el Diluvio de Noé, 40 años estuvo Moisés en el desierto antes de entrar en la Tierra Prometida, y  40 días estuvo Jesús en el desierto para ser tentado por el Diablo antes de comenzar toda su vida pública.

¿Qué se nos pide en el comienzo de la Cuaresma? Se nos hace una llamada a prepararnos espiritualmente ante la llegada de los días más importantes del cristiano: La Semana Santa y la Pascua, esto es, el recuerdo de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Para ello se nos ofrecen tres “armas” para el combate espiritual: Ayuno (Una comida fuerte y abstinencia de comer carne los viernes de Cuaresma), Limosna y Oración. En la sociedad que vivimos, el anacronismo que puede suponer la práctica de la abstinencia hace que en cierto modo se haya reformulado espiritualmente por sacrificarnos privándonos de algo que nos guste. El sacrificio -claro está- entendido como dominio de los propios instintos, no como la búsqueda del sufrimiento en sí. Las tres prácticas son una llamada a salir de nuestros propios egoísmos para hacernos más cercanos al sufrimiento de los demás y a Dios.

Muchas más cosas se podrían añadir, pero la esencia es ésa.  Esperemos que esta Cuaresma sea provechosa y -en boca del Profeta Ezequiel-, Dios arranque nuestro corazón de piedra y nos lo cambie por un corazón de carne (Ez. 11,19). Esa será la prueba de que nos hemos tomado en serio este tiempo de Conversión.