sábado, 23 de noviembre de 2013

El Papa Francisco y los enfermos

Todavía recuerdo la primera vez que le di la mano a un enfermo de VIH. Yo tendría por entonces unos 24 años. A pesar de tener toda la información sobre la enfermedad y de saber como se contagiaba, no pude evitarlo: Al terminar de charlar con él y darle la mano (porque el me la acercó) busque disimuladamente un cuarto de baño para lavarme las manos. 

Hoy creo que no lo volvería a hacer. O quizás sí. Pero de ahí a darle un abrazo media un mundo. No me veo preparado. Y si en lugar de ser un enfermo de SIDA es alguien desconocido del que ni siquiera sé si su enfermedad es contagiosa, no quiero ni imaginarme cómo reaccionaría.

Pues bien, ya tengo (de nuevo) un ejemplo a seguir. El Papa Francisco me ha emocionado al abrazar a Vinicio Riva, un enfermo de neurofibromatosis, enfermedad cuyo nombre, de por sí solo, ya asusta. No sólo lo ha abrazado, no. Lo ha besado con cariño. No por compromiso, ni por buscar la foto. Al tirar de hemeroteca, he visto que el Papa Francisco tiene, como Jesucristo, unos predilectos: los enfermos. Si entráis en Google Imágenes son muchísimas las fotos (como Cardenal y como Papa) en las que aparece mostrando su cercanía a todo tipo de enfermos: físicos y mentales. Ésta no es la foto de un político (sea del partido que sea) al cual le preparan delante un niño o niña muy bien vestidito y arregladito para que en campaña electoral lo bese y ser portada del periódico del sía siguiente. Es la foto de un encuentro de ternura, de un marginado de nuestra sociedad (porque los marginamos entre todos, simplemente por el hecho de ser distintos) al cual el Papa ha devuelto su dignidad como persona

Profundizando un poco, y leyendo el testimonio y las palabras de Vinicio Riva, me he conmovido más aún. Os dejo un extracto para que las disfrutéis también vosotros.

"El Papa ni se detuvo a pensar si me abrazaba o no. Mi enfermedad no es contagiosa, pero él no lo sabía. Bajó del altar a saludar a los enfermos. Yo le besé la mano mientras que él con la otra me acariciaba la cabeza y las heridas. Después tiró de mi, abrazándome con fuerza y besándome el rostro. Yo tenía la cabeza en su pecho, sus brazos me rodeaban. Me tenía muy pegado a él, mimándome, no se apartaba. No me dijo nada, pero yo sentí su amor. Duró poco más que un minuto, pero a mi me pareció una eternidad. Mi corazón iba tan deprisa que creí que iba a morir".

Qué mas se puede decir sin estropearlo... 

sábado, 16 de noviembre de 2013

Feliz Cumpleaños (otra vez, y van siete)

El pasado jueves día 14 hizo siete años que comenzó esta apasionante aventura bloguera en el mundo religioso cristiano (repito que no fui el primero, pero sí de los primeros....) que me viene acompañando desde entonces. 

Hace un año -en el sexto aniversario- se me ocurrió poner algunos datos de interés. Gracias a ellos, hoy –un año después- podemos compararlos. Me ha resultado tan reconfortante hacerlo que quiero compartir los datos con vosotros. La reflexión espiritual, esta vez, irá al final del post acompañada de un par de citas bíblicas. No pretendo hacer autobombo, pero sí compartir mi alegría -y el sentimiento de responsabilidad unido a ella- con todos vosotros.

Año 2012: Se han producido 205 entradas, 249.386 visitas, 1.715 comentarios (aunque ahora ya casi se realizan, en los primeros años era muy utilizado este recurso….) 2.504 “me gusta” y, lo que es más significativo, visitas de prácticamente todos los rincones del mundo.

Año 2013: 267 entradas, 411.766 visitas, 2.213 comentarios, 4.623 "me gusta" y visitas igualmente de todo el mundo. Como novedades, a lo largo de este año, se han producido 102 "me gusta" en el botón +1 de la Red Social Google+ (son de 102 personas distintas a la página central del Blog) y 63 seguidores. Ya que sirven de referencia, las pongo este año para que me sirvan para el año que viene... Gracias a Google Analithics ya sé desde que rincón del mundo me visitáis, la duración de cada visita, desde qué buscadores se producen... en fin, una auténtica gozada. Eso sí, a lo largo de este año he tenido que luchar contra el peor enemigo de los Blogs, un virus que se coló en mi código HTML y que a punto estuvo de dar al traste con 7 años de trabajo. Gracias a Dios y a los consejos de una amiga bloguera que me ayudó, pude exterminar el virus que me provocó un par de semanas de angustia. No os preocupéis, el virus no afectaba a vuestros terminales sino sólo a la estructura interna del Blog, por lo que únicamente una molesta alerta decía que el Blog era potencialmente peligroso. Las fuerzas del bien pudieron con las de las tinieblas y la alerta desapareció junto al dichoso virus.

Como veis el Blog está más que vivo. Las visitas se han incrementado de una manera espectacular gracias a todos vosotros. En la reflexión del día de hoy sólo quiero pronunciar la misma palabra que el año pasado: GRACIAS. El incremento de visitas se debe sin duda a las redes sociales y a que muchos de vosotros compartís o dais me gusta a los contenidos y reflexiones que semana a semana voy colgando. La progresión, como podéis comprobar, ha sido inimaginable. Las cifras hablan por sí solas, sobre todo después de tres años en el que el Blog estuvo suspendido y dejó de publicar entradas. En un año las visitas se han incrementado en casi el doble al día. A través de esas mismas redes sociales se han reactivado los comentarios, que tanta vida dan a un Blog que tan necesitado -por definición- está de feedback para sentirse vivo. A la mayoría de vosotros no tengo el gusto de conoceros personalmente, muchos entráis en esta página por casualidad o por algún amigo de un amigo o gracias a algún enlace o a algún buscador que ni siquiera yo conozco. Abrir el Blog cada día y ver que ha recibido 600 visitas hace que uno se quede con la boca abierta, creedme. No es mérito mío, sino de Dios que actúa (eso creo y espero firmemente) a través de mi humilde persona. Frágil soy y frágil moriré, ya que como dice San Pablo, “Llevamos este tesoro en vasijas de barro” (2 Cor 4,7). Mientras tanto, mientras llega el momento de partir a la Casa del Padre, seguiré escribiendo, ya que como dijo otro personaje bíblico, Poncio PilatoLo escrito, escrito está” (Jn 19,22) y es que es cierto que las palabras se las lleva el viento, pero lo que se escribe, permanece…

sábado, 9 de noviembre de 2013

El matrimonio

Hoy he vuelto a encontrar una de esas historias que me encantan, de esas que te hacen pensar un buen rato y que esconden verdades como puños, además de que permiten poder establecer un paralelismo (como haremos al final) con el Evangelio. 

La historia, a la que como siempre le he dado mi toque personal transformándola y ampliándola bastante, es la siguiente:

Un matrimonio ya anciano estaba sentado en su sofá. Ambos, con la televisión de fondo, se distraían a su manera: él leía el periódico y ella hacía punto para el nieto de su amiga, ya que ellos no habían tenido hijos. De vez en cuando intercambiaban algún comentario sobre algo que les llamaba la atención de lo que escuchaban o sobre algún recuerdo común que venía a sus mentes. De repente, comenzó a llover un poco. El ruido de las gotas contra los cristales hizo que la mujer mirara por curiosidad por la ventana, y entonces, se dio cuenta que su vecina de enfrente había dejado la ropa tendida para secarse. Entonces, le dijo a su marido:

- ¡Hay que ver las sábanas tan sucias que cuelga la vecina en el tendedero! Quizás necesita un detergente nuevo y no tiene para pagarlo… Tengo la impresión de que debe ser muy pobre, es muy joven, con tantos hijos y sin embargo no está nunca en casa… ¿No te parece que podríamos mandarle algún dinero…?
Su marido la miró extrañado por unos segundos, y bajando de nuevo la vista hacia su diario, le respondió:

- No te fíes nunca de nadie. Sabe Dios por qué no está nunca en casa. Habrá que ver que tipo de vida lleva. Yo creo que tiene a sus hijos abandonados y se dedica a.... ya sabes. Llega muy tarde de noche, y viste de una manera que no me gusta. Fíjate, está lloviendo cada vez más y todavía no ha salido a recoger su ropa… ¿Dónde estará?, ¿No se preocupa de nada?...

Desde aquel día, aquel comentario aislado se fue convirtiendo en una costumbre. Cada dos o tres días, esperaban a que la mujer saliera a tender su ropa, y como si fuera la primera vez, cada uno exponía su teoría. Ambos, desde el sofá, mirando a través de la ventana, se recreaban en como la vecina tendía su ropa recién lavada. Cada ocasión se convertía en una nueva oportunidad para hacer imaginaciones mentales:

- ¿Pero de verdad no se da cuenta de lo sucia que saca la ropa de la lavadora? –Comentaba ella.
- Estará muy ocupada pensando en otras cosas… Comentaba casi siempre él.

Pasado un mes, una mañana, la esposa se sorprendió al ver a la vecina tendiendo las sábanas blancas, como nuevas, y le dijo a su marido: 

- ¡Mira, por fin ha aprendido a lavar la ropa! ¿Le habrán prestado el dinero para comprar un nuevo detergente?, ¿Le habrá enseñado otra vecina como se lava la ropa para que quede bien blanca de verdad?...

El marido le respondió:

- No, hoy me levanté más temprano que tú y llamaron a la puerta... 

Comenzó a decir con una voz que denotaba tristeza. 

- Era la vecina de enfrente, la que tiende la ropa. Al principio pensé no abrirle porqué creía que lo que vendría era a pedirnos dinero, pero me lo pensé mejor y le abrí… Y... ¿Sabes lo que me dijo?… 

Dijo el anciano, al que empezaban a humedecérseles los ojos…

- ¡Hola vecinos! Les he visto a su mujer y a usted muchas veces por la ventana, y aunque me da algo de vergüenza, se lo voy a decir… ¿Saben que tienen muy sucios los cristales de la ventana? Entiendo que su mujer está ya muy mayor y no puede ocuparse de ellos, y he pensado que si no les importa, se los limpio en un momentito…

- Entonces entró, los limpió y se despidió amablemente. Me dijo que le gustaría venir a visitarnos más a menudo para que no nos sintamos tan solos, pero que trabaja en un supermercado todo el día y llega muy tarde a casa...

Concluyó el marido, quien rompió a llorar definitivamente al tiempo que su mujer hacía lo mismo…

Después de la historia, que se explica por si sola, la relación con el Evangelio... En cuanto la leí, vinieron a mi mente las famosas palabras de Jesús en el Evangelio de San Lucas, capítulo 6, 41-42:


“¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: “Hermano, deja que te saque la paja de tu ojo”, tú que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano”


Lo dicho, bonito cuento para meditar en cuantas veces nos metemos en la vida de los demás cuando lo que deberíamos hacer es preocuparnos más de la nuestra... No fijarnos tanto en la ropa sucia de los demás y preocuparnos en comprobar si nuestros cristales están limpios... Dejar tranquila la paja del ojo ajeno y centrarnos en la viga del nuestro. Ojalá actuáramos así. A buen seguro viviríamos más tranquilos y en un mundo más feliz....

sábado, 2 de noviembre de 2013

Otro futbolista cristiano: Roque Santa Cruz

Sabéis que me encantan el fútbol y la religión, yo creo que son las dos grandes pasiones de mi vida. Por ello, no me canso de buscar referentes cristianos en un mundillo cada vez más desacralizado y en el que a menudo ser cristiano algunos lo confunden con santiguarse al comenzar un partido o al celebrar un gol. Eso no está mal, pero yo busco algo más que eso (que puede incluso reducirse a un acto supersticioso), yo busco referentes vitales de verdad... 

Hoy me he encontrado otro testimonio de un futbolista de élite que también compagina a la perfección su vida deportista y de fama con el testimonio de fe y la actividad para la divulgación del Evangelio. Se define como un creyente practicante que acepta el camino que Dios le va trazando en la vida.

En este caso se trata del paraguayo Roque Santa Cruz (con ese nombre ya apunta….). A sus 31 años , además de ser referencia en su Selección Nacional, ha jugado en el Bayern de Munich, Blackburn Rovers, Manchester City y últimamente en España, primero en el Betis y ahora en el Málaga.

Para él -por motivos obvios- es complicado acudir los fines de semana a Misa, pero siempre que puede y su profesión lo permite encuentra un hueco en sus obligaciones para acudir con su mujer y sus hijos a la Eucaristía. Sus hijos hacen de monaguillos en la misa, y por las noches, les lee fragmentos de la Biblia que después les explica. Dos veces por semana, además, acude a su Parroquia de Marbella a recibir catequesis para adultos e impartir catequesis a otros niños. Llama poderosamente la atención que alguien que puede disfrutar con cualquier placer de este mundo (su sueldo es bastante elevado como cualquier futbolista de élite) decida dedicar una hora de la semana de su tiempo libre a enseñar gratuitamente -recalco gratuitamente, porque los catequistas, pese a lo que muchos creen no cobran- a un grupo de niños y niñas y a transmitirles su fe para prepararlos para la Primera Comunión. En una reciente entrevista, ha declarado que el Sagrario es su lugar favorito, donde procura estar al menos una hora a la semana adorando al Santísimo, lo que le sirve para “cargar las pilas” para el resto de la semana. Como veis, la oración es un pilar básico de su vida y de su fe, como debe serlo para cualquier cristiano.

Unida a su creencia, está su compromiso con los más necesitados. Ha creado para ello una Fundación para ayudar a los niños más necesitados. Sus prioridades son la alimentación, la salud y la educación de los niños con menos recursos económicos. La mayoría de ellos son huérfanos o sus padres los abandonaron por no poder atenderlos. Santa Cruz pretende demostrarles a los niños que hay quien se preocupa por ellos. Son niños que necesitan cariño, atención y saber que no están solos en el mundo. Como suele pasar con las personas que hacen algo por los demás, esa ayuda es recíproca, ya que Roque Santa Cruz reconoce que “En la Fundación recibo mucho más de lo que doy”.

Su consejo para esos niños y para todos los niños y jóvenes del mundo es el siguiente:

“Amad vuestra profesión pero hacedlo sin descuidar la vida espiritual, que es lo que os va a dejar enfocados en una vida sana, porque la vida cristiana siempre te reconforta y te ayuda”.

Otro gran ejemplo de vida, otro gran tipo que aunque esté ya en los últimos años de su vida futbolística, con esos valores le augura un gran futuro por delante....