martes, 25 de noviembre de 2008

Año nuevo... Nuevo comienzo: Historia de la horca

El domingo comenzaremos el primer domingo de Adviento y con él un nuevo año litúrgico. La liturgia cristiana tiene un carácter cíclico, repitiendo tiempos y ritmos un año tras otro. Así, el hombre es capaz de superar la monotonía que implica toda linealidad, y nos situamos en una dimensión temporal repetida pero siempre abierta a la novedad. Más que de “cíclico”, por lo tanto, diríamos más correctamente que la liturgia avanza en “espiral”, con bucles parecidos pero siempre distintos a los anteriores.

Esta característica de la liturgia –el constante comienzo y final de los tiempos litúrgicos- nos brinda una oportunidad espiritual nueva cada vez que abrimos un periodo nuevo. Así, si cuando terminemos el año civil todo serán propósitos buenos y eternamente aplazables: dejar de fumar, adelgazar, hacer ejercicio… el fin de año cristiano y el comienzo de otro nuevo es una llamada a la conversión. Dios nos da una nueva oportunidad, un tiempo nuevo de salvación está llamando a nuestra puerta. Para ilustrar esta paciencia infinita de Dios con cada uno de nosotros, no he encontrado nada mejor que esta emotiva, conmovedora y profunda historia. Que la disfrutéis y vayáis preparando vuestro corazón para la llegada del Salvador.


“Había un hombre que a base de trabajo y sacrificio poseía una inmensa riqueza. Este hombre tenía un hijo que iba a ser su heredero, pero que no se parecía mucho a su padre. Lo único que le gustaba era las fiestas, la diversión, estar con sus amigos y ser adulado por ellos. Su padre siempre le advertía que sus amigos sólo estarían a su lado mientras él tuviese algo que ofrecerles; después, le abandonarían.

Un día, el viejo padre, ya avanzado en edad, dijo a sus empleados que le construyeran un pequeño establo. Dentro de él, el propio padre preparó una horca y, junto a ella, una placa con algo escrito: “para que nunca desprecies las palabras de tu padre”

Mas tarde, llamó a su hijo, lo llevó hasta el establo y le dijo: - Hijo mío, yo ya estoy viejo y, cuando yo me vaya, tú te encargarás de todo lo que es mío... Y yo sé cual será tu futuro. Vas a dejar la casa en manos de los empleados y vas a gastar todo el dinero con tus amigos. Venderás todos los bienes para sustentarte y, cuando no tengas más nada, tus amigos se apartarán de ti. Sólo entonces te arrepentirás amargamente por no haberme escuchado. Fue por esto que construí esta horca. ¡Ella es para ti! Quiero que me prometas que, si sucede lo que yo te dije, te ahorcarás en ella.-

El joven se rió, pensó que era un absurdo, pero para no contradecir a su padre le prometió que así lo haría, pensando que eso jamás sucedería.

El tiempo pasó, el padre murió, y su hijo se encargó de todo, y así como su padre había previsto, el joven gastó todo, vendió los bienes, perdió sus amigos y hasta la propia dignidad. Desesperado y afligido, comenzó a reflexionar sobre su vida y vio que había sido un tonto. Se acordó de las palabras de su padre y comenzó a decir: -Ah, padre mío... Si yo hubiese escuchado tus consejos... Pero ahora es demasiado tarde.-

Apesadumbrado, el joven levantó la vista y vio el establo. Con pasos lentos, se dirigió hasta allá y entrando, vio la horca y la placa llenas de polvo, y entonces pensó: -Yo nunca seguí las palabras de mi padre, no pude alegrarle cuando estaba vivo, pero al menos esta vez haré su voluntad. Voy a cumplir mi promesa. No me queda nada más...-

Entonces, subió los escalones y se colocó la cuerda en el cuello, y pensó: -Ah, si yo tuviese una nueva oportunidad... viviría mi vida de otra manera y le haría caso a mi padre…-
En ese momento, se tiró desde lo alto de los escalones y, por un instante, sintió que la cuerda apretaba su garganta... Era el fin.

Sin embargo, el brazo de la horca era hueco y se quebró fácilmente, cayendo el joven al suelo. Sobre él cayeron joyas, esmeraldas, perlas, rubíes, zafiros y brillantes, muchos brillantes... La horca estaba llena de piedras preciosas. Entre lo que cayó encontró una nota. En ella estaba escrito: “Esta es tu nueva oportunidad. ¡Te amo mucho! Con amor, tu viejo padre.”

martes, 18 de noviembre de 2008

Las mentiras de los políticos

Hola a todos de nuevo. Después de tres semanas con el ordenador K.O. vuelvo a poderos escribir otra vez. ¿Qué le ha pasado esta vez? La verdad es que suena chiste pero os lo contaré...

Estaba viendo un video en el que la Sra. Vicepresidenta del gobierno Mª Teresa Fernández de la Vega miente canallescamente y la pantalla se quedó en blanco... mejor dicho en negro... el que se quedó en blanco y pálido fui yo... Primero por lo que acababa de ver (no por la fealdad, sino por la mentira...) y segundo porque me volvía a quedar otra vez sin ordenador...

Tres semanas después y con 130 € menos en la cartera acabo de recoger la pantalla nueva. Primero que si es de la torre. Después que si de la tarjeta gráfica. A la tercera el diagnóstico fue el adecuado y por fin puedo volver a estar con vosotros.

¿Escribir hoy de política? Diréis algunos. ¿Pero no es este un blog religioso?, ¿Es que va a cambiar la línea del Blog?... Nada, nada, que no cunda la alarma. Si os escribo hoy con tintes políticos es por esa anécdota que os acabo de contar y que me parece refleja lo que hacen la mayoría de los políticos de izquierdas y de derechas: Mentir.

A esta señora la han cogido "in fraganti" mintiendo como una bellaca, pero fiel a la más acérrima cultura hispánica, lejos de dimitir o pedir perdón, miente y se queda tan pancha y tan ancha... o tan seca, según se mire...

Sobran los comentarios, podéis verlo y oírlo vosotros mismos. Y no temáis he vuelto a ver el video y esta vez la pantalla ha resistido...


Lo dicho, no os confundáis, no pretendo orientar el voto ni hacer política. Me parecen tan falsos unos como otros. Pero este video es de poca vergüenza (ninguna diría yo), y ya es hora de que despertemos y nos demos cuenta en manos de que calaña está el futuro de nuestro país.

La semana que viene volvemos a lo espiritual, os lo aseguro.