lunes, 18 de marzo de 2024

Renacidos: El Padre Pío cambió sus vidas (España, 2019)

Termino mi particular Triduo Cuaresmal cinematográfico sobre el Padre Pío con este documental de José María Zavala sobre el santo de Pietrelcina. Tras conocer mejor su vida con los telefilmes Padre Pío. Entre el Cielo y la Tierra y Padre Pío hoy ha tocado el turno a conocer la vida de varias personas a las que la figura del santo cambió la vida.

Su director, José María Zavala, es a su vez uno de los protagonistas de la historia. Tras rodar en 2018 el documental El misterio del Padre Pío (que aún no he visto) el año siguiente dirigió este documental que puede considerarse una continuación del mismo. En el momento en el que escribo estas líneas son ya 7 los documentales de temática religiosa que ha dirigido, convirtiéndose, por lo tanto, en un experto en la materia, siguiendo el camino comenzado en 2010 por Juan Manuel Cotelo con La Última Cima. Unas palabras escritas sobre fondo negro al comienzo del film hablan a las claras de la intención del mismo: "Renacidos tiene como misión dar a conocer y amar al Padre Pío como gran intercesor de nuestro tiempo" (Franco Moscone, Obispo de San Giovanni Rotondo). A continuación vemos los rostros sonrientes de 25 personas, los protagonistas de las historias relacionadas con el santo, en una escenografía que a mi juicio parece copiada de la que Philip Gröning realizara con los monjes cartujos en El Gran Silencio en 2005. Enriquecen el documental un abundante material fortográfico y audiovisual de la época del santo, conservados en muy buen estado. 

Antes de analizar el contenido del documental merece una mención la canción con la que concluye el mismo, Pero a tu lado del grupo madrileño Los secretos. Álvaro Urquijo canta la canción que su hermano Enrique dedicó en 1995 a su hija María. Una letra perfecta para el documental, que habla de redención y de perdón, comienzando con estas líneas:

He muerto y he resucitado
Con mis cenizas un árbol he plantado
Su fruto ha dado y desde hoy algo ha empezado

El documental presenta los testimonios de 25 personas que afirman que han sido bendecidos por el Padre Pío de una forma u otra. Suelen estar presentados en parejas que se van alternando en la narración. El conjunto puede llegar a parecer repetitivo, provocando una saturación de alabanzas a la figura del santo. Como es normal, algunos testimonios resultan más impactantes que otros, pero creo que la idea es recoger diferentes experiencias de todas las edades, países y culturas para intentar transmitir el convencimiento de que el Padre Pío puede cambiar la existencia de cualquiera. La mayor parte de estas experiencias están relacionadas con enfermedades incurables, pérdida del sentido de la vida o vacíos existenciales. Otros afirman incluso que han visto al santo, han escuchado su voz o se han emocionado hasta límites insospechados al observar su cuerpo incorrupto. No faltan menciones a la lucha del Padre Pío contra el demonio, así como de su amiga la Madre Esperanza, quien también sufría ataques físicos del demonio y afirmaba irónicamente del maligno: “Este solo hace lo que puede, lo que le dejan hacer”. No obstante la pluralidad de testimonios, hay un factor común: Los relatos son todos de personas de clase media-alta. El motivo no es otro que el económico, ya que todos ellos han experimentado "algo" en sus peregrinaciones a San Giovanni Rotondo, lo cual no está al alcance de cualquier bolsillo. En su mayor parte se trata de experiencias interiores difíciles de explicar con palabras, lo que convierte al documental en un refuerzo de la fe para los creyentes y un ejercicio de neurosis colectiva para ateos y agnósticos. Sea como fuere, 25 personas que cambian sus vidas tras un encuentro espiritual con un santo creo que merecen -al menos- el beneficio de la duda.

De entre todos ellos voy a destacar cinco, con alguna frase interesante que merece la pena ser resaltada: 

El primero es el de François Brunatto, hijo del primer discípulo del Padre Pío. De su padre dice que afirmaba "Soy el pecador más grande que ha convertido el Padre Pío". Me impresionó de este testimonio que no fue la confesión la que lo convirtió, sino la mirada del futuro santo cuando se acercaba al confesionario:  "Aquella mirada finalmente cambio su vida".

Más controvertido es el testimonio de Constanzo Cascavilla, alcalde de San Giovanni Rotondo. También alaba la figura del santo, pero desde su posición de autoridad también habla de cuestiones más mundanas:  “Es un milagro económico tan importante fruto de la santidad del Padre Pío“. Esta es, sin duda, una de las grandes críticas que se le realizan a este santo, la cantidad de merchandasing y marketing que se ha organizado en torno a su figura. 

El director, José María Zavala, también deja un interesante testimonio. Comienza hablando de su éxito como periodista y escritor, pero a pesar de esa posición social desahogada y de su prestigio “Me faltaba lo más importante para ser feliz, que es Dios”. El encuentro con el Padre Pío cambiaría para siempre su vida y su carrera. 

El cuarto testimonio a destacar es el de Manuel Orta, sacerdote director del programa “Palabra y vida “ de Radio María. Realiza una bella reflexión sobre el sentido del sufrimineto y de la cruz, dejándonos esta perla espiritual: “Esa luz que viene de la cruz no hace verlo todo de una manera oscura y tenebrosa, al contrario, es una luz nueva que no podías sospechar, que lo invade todo”.

Termino destacando a Silvio Causo, el custodio del Cuaderno del Amor, un librito espiritual de Luigi Gaspari, hijo espiritual del Padre Pío. Según el testimonio de su padre, el Padre Pío le comentó que ese libro es el anunciado en el capítulo 10 del Apocalipsis, el que el Arcángel le da a San Juan. Al hilo de esta experiencia comenta: “El Padre Pío me ha enseñado mucho, me ha enseñado lo importante de la humildad, poner la mentira a un lado, dejar el miedo a un lado. El cuaderno dice: Te quiero sin miedo. El miedo es un signo de debilidad y de no creer en mi fuerza".

Son solo cinco ejemplos de los venticinco que se contienen en el film. A buen seguro sus testimonios quedan para la posteridad, y no serán los últimos de un santo tan actual y que tantos frutos espirituales sigue produciendo. A mí personalmente me ha abierto el apetito para peregrinar algún día a San Giovani Rotondo, espero que Dios y el Padre Pío me concedan esa gracia....

lunes, 11 de marzo de 2024

Padre Pío (Padre Pio, Italia, 2000)

Vamos con la segunda parte de este "Triduo Cuaresmal" sobre el Padre Pío que me he propuesto hacer. La semana pasada comentaba el telefilm de Giulio Base y esta semana le toca el turno al de Carlo Carlei. A partir de aquí las comparaciones serán frecuentes e inevitables, dado lo similar de las dos teleseries. Como ya adelanté, el año de estreno es el mismo (2.000, un año después de su beatificación) aunque la cadena destinataria en este caso fue Mediaset Italia. Se trata de una producción de 200 minutos (20 más que la anterior) que abarca en este caso toda la vida del santo, desde su infancia hasta su muerte. Por ello, el papel del Padre Pío es interpretado por tres actores: Loris Pazienza (niño) Elio Germano (joven) y Sergio Castellitto (adulto). La B.S.O. no es tan deslumbrante como en el film de Carlei y a nivel interpretativo -aparte del triple protagonista principal- destaca la presencia de Jürgen Prochnow (el Visitador).

El argumento vuelve a ser la vida y milagros (nunca mejor dicho...) de Francesco Forgione, Pío de Pietrelcina. Al igual que la comentada la semana pasada, también está narrada con la técnica de flashback, aunque en este caso son el propio Padre Pío y el Visitador de la Santa Sede los que en los últimos días de la vida del santo hacen un recorrido a toda su existencia. Los detalles litúrgicos también están bien cuidados, alternando la Misa de espaldas al público (antes de 1965) con las de cara al público (especialmente la última de 1968, de la que se tiene constancia audiovisual).

Hay que destacar que -de nuevo a diferencia de la otra versión- los hechos están narrados con mucha calma, con bastantes momentos de silencio, diálogos breves y escasos; además de una sugerente música de fondo adornaos con paisajes y silencios interpelantes. Su visionado es más complejo por este motivo, intentando transmitir la interioridad del santo y no tanto sus acciones externas. 

La primera parte abarca desde su infancia en una familia humilde de Pietrelcina hasta su llegada a San Giovanni Rotondo. Francesco Forgione es presentado como un niño/joven distinto a los demás, con una clara vocación a la vida religiosa y sacerdotal desde que era un infante, con sueños premonitorios, luchas contra el demonio y acciones milagrosas que rodean toda su existencia. Cuenta con la ayuda de su familia y de varios compañeros para lograr sus propósitos y no aparece una hostilidad clara hacia su persona, quien más bien es visto como algo excéntrico (vive en su pueblo natal, fuera del convento) enfermizo y con una espiritualidad recia y sobrenatural. Los estigmas aparecen en su juventud y el diablo se le aparece para disuadirlo de sus propósitos como un perro rabioso o como un sacerdote con el alzacuellos manchado de sangre. 

La segunda parte abarca su labor caritativa en San Giovanni Rotondo, pasando por los momentos duros de la muerte de su madre, la dolorosa investigación sobre sus estigmas/milagros y la construcción de la Casa Alivio para enfermos tras la Segunda Guerra Mundial. Sus últimos días -terminado el flashback- suponen el final de la teleserie y el comienzo de la leyenda. 

Espiritualmente ya marqué unas claves de interpretación de la figura del santo en el anterior film. Aquí se repiten -obviamente- muchas de ellas, aunque creo que se profundiza más en su interioridad. DE esos rasgos destaco sobre todo estos:

- El Padre Pío era un hombre de oración. De nuevo son innumerables las escenas en las que Rosario en mano -o sin él- aparece rezando en cualquier lugar imaginable. Un hombre en búsqueda de su identidad, como deja claro en sus oraciones: "¿Qué quieres de mí?". La primera vez que recibe los estigmas realiza esta plegaria: "Dios mío ¿Qué clase de sacerdote soy? Dímelo tú ¿Que sacerdote soy? Aún no estoy preparado. No estoy preparado para lo que tú quieres". La segunda vez esta otra: "Señor, Tú sabes cuánto te amo, Tú lo ves todo. Yo quisiera cargar con el sufrimiento de los demás, como hiciste tú. Aunque tú sabías cómo hacerlo, yo en cambio, no. Jesús, Tú ves el sufrimiento, la miseria que hay entre nosotros. Yo solo no puedo soportar tanta miseria. Dime tú qué debo hacer. Dímelo". Pero quizás lo más característico de esta versión es que gran parte de su vida espiritual es expuesta como una lucha contra el demonio, quien física y espiritualmente lo machaca, lo tienta y le intenta confundir. Tanto los exorcismos como las apariciones del Maligno son más explícitos que en la otra cinta. 

- A pesar de teer un carácter agrio y brusco para quienes buscan en el algún provecho, es amable y atento para los más cercanos. En su interior se libra una potente lucha entre la soberbia de ser un elegido y la humildad ("Yo solo soy un pobre fraile"). Incluso en los momentos de persecución que sufrió por parte del Santo Oficio, siempre se sintió parte de la Iglesia a quien quería como a una madre:

Visitador: "La Iglesia no necesita hombres como tú"
Padre Pío: "Soy yo quien necesita a la Iglesia"

Dicha persecución la soportó con obediencia y resignación activa. Le redujeron el tiempo en el que debía decir Misa, lo confinaron en su celda, le prohibieron las Misas públicas, confesar, relacionarse con sus grupos de oración y con sus mujeres devotas... Todo ello lo soportó desde el silencio y la oración de su celda. Por cierto, en esta versión no se expone de manera tan clara la influencia de su grupo de colaboradores, centrándose más en sus acciones individuales.

- El sufrimiento físico y espiritual de los estigmas -así como su naturaleza enfermiza- le produjeron una empatía especial con los enfermos, lo que le llevó a emprender una obra social ingente, la Casa Alivio. Sus palabras al respecto son preciosas: "En el enfermo está Cristo, pero en el enfermo pobre está dos veces"

- Sus milagros, estigmas, premoniciones, sueños... son atribuidos siempre a la gracia de Dios y no a sus méritos: "Yo nunca he tenido ningún poder. He sido un simple espectador de los milagros del Señor". En ocasiones, incluso, usando el humor: "Algunas veces Dios me deja leer su cuaderno". El mismo humor que usaba para referirse al negocio que se montaba en torno a su persona: "Voy a tener que comprarme una estampa del santo ese"...

En resumen, una profundización más en la figura de este santo. Ni mejor ni peor que la comentada la semana pasa, sino complementaria a ella. Dos telefilmes que, a pesar de su extensa duración (200 minutos), no terminan de desvelar la personalidad y la santidad de quien se autodescribió así: "Soy un misterio incluso para mí mismo". Una figura, que a día de hoy, sigue siendo enigmática y que no se agota a pesar de los intentos por exponer su obra y mensaje.